Los alumnos construyen cajas nido y crean hábitats para pájaros e insectos
Durante una semana de proyectos en el Ernst-Abbe-Gymnasium de Jena, alumnos de 6º a 10º curso demostraron sus habilidades manuales y se implicaron en la naturaleza: construyeron diez cajas nido para especies de aves autóctonas, utilizando herramientas tradicionales y sin electricidad.
La iniciativa combinaba el aprendizaje práctico con la protección activa del medio ambiente. Fue dirigida por Carolin Steiner y Stefan Schießl, profesores del Ernst-Abbe-Gymnasium.
"Queríamos demostrar que se puede conseguir mucho con herramientas convencionales y reforzar tanto las habilidades manuales como la conciencia medioambiental", explica Schießl, que también es miembro del grupo de especialistas en ornitología de NABU Jena.
La madera utilizada fue proporcionada por la Oficina Forestal de la ciudad de Jena, mientras que NABU aportó herramientas y experiencia.
Cajas nido para el centro de experiencias naturales forum natura
Como agradecimiento por la donación de madera, los alumnos construyeron dos cajas nido para el centro de experiencias de naturaleza forum natura de la oficina forestal de la ciudad. El resto de las cajas se colgaron en los terrenos de la escuela Abbe-Gymnasium, donde sirven de lugar de cría, entre otros, para el herrerillo común.
" Ahora hay una decena de cajas nido para aves y murciélagosen el espacio natural del foro", explica Carolina Reinhold, empleada de la oficina forestal municipal. "Nuestro objetivo es garantizar que el lugar no sólo sea atractivo para los visitantes, sino que también sirva de hábitat diverso para diversas especies animales y vegetales". A ello contribuyen, además de las cajas nido, un estanque biotopo y la zona de bosque natural. Estamos muy contentos con las cajas nido autoconstruidas, que amplían aún más nuestra oferta para los animales".
Paralelamente al trabajo artesanal, un grupo de alumnos plantó una pequeña pradera de flores en el patio del colegio. Esto proporciona alimento a los insectos y fomenta así indirectamente la base alimenticia de los pájaros que crían en las cajas nido. Las primeras flores pudieron admirarse ya en otoño.
El proyecto fue, por tanto, no sólo una contribución a la conservación de las especies, sino también un ejemplo vivo de educación para el desarrollo sostenible: aprender con la cabeza, el corazón y las manos.